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Ilícitas asociaciones de Hugo Ángel 


                            

«Lo que desaparece en esta feroz luz del poder no es otra cosa que la menor imagen o resplandor del contrapoder» (G. Didi-Huberman, La supervivencia de las luciérnagas).


«La comunicación estaba cortada como un cuchillo»

(E. Lihn, Batman en Chile).

 

 

El mostrar

 

Asociación Ilícita de Hugo Ángel (Santiago, 1971). Un proyecto de fotografía y arte que explora, recupera, monta, corta, superpone, muestra, deja ver, expone –expone, no exhibe– cuerpos y miradas, fragmentos, líneas de puntos y viejas escrituras con un gesto simple pero nunca innecesario: La discusión sobre el poder. Mientras las imágenes aquí presentes constituyen un lugar de discusión sobre la violencia del mundo y su cultura, es decir, como una manifestación que otorga luz y presencia a la crisis en que el poder asedia a los seres y su historia: El apartar, el invisibilizar, el borrar, el constreñir, el dejar morir sobre la diferencia.

 

Esta ilícita asociación consta de dos motivos, dos gestos: el del exponer y el del montaje. El primero da cuenta a través de retratos (presencia in absentia) de seres que en su propio anonimato enfrentan la crisis de categorización y taxonomía de los cuerpos, del género, de los deseos, los placeres, las adicciones, las creencias. En tanto una forma de oscuridad en el mundo es también una luz del contrapoder que a modo de una manifestación silenciosa se resiste a la violencia de la norma y el buen sentido, y, de paso evidencia que no existe paz frente a la violencia de la ley. Esta serie da cuenta de un vínculo indisociable entre los cuerpos expuestos con respecto a la tragedia, el castigo y el dolor; pues aquí la presencia de los cuerpos concibe su resistencia. Como esa zamba que dice no quiero volverme sombra, quiero ser luz y quedarme.

El segundo momento tiene que ver con el montaje. Se abandona el lugar de la singularidad y se presentan los documentos de la cultura –Documentos de la barbarie según Benjamin. Estos a través una discusión simbólica sobre la violencia del poder y sus alcances, tales como el control social, los cuerpos, el pensamiento, la historia, los cánones e ideales, el territorio y la justicia conjuran asociaciones y superposiciones en clave de poemas visuales que sostienen el sentido de la crítica.

 

Asociación Ilícita opera al igual que otras manifestaciones artísticas en sincronía con la idea de “resistencia”. Sobre esto y siguiendo a P.P. Pasolini, G. Didi-Huberman dice que una pequeña luz de luciérnaga es un brillo de resistencia y una manera imaginativa de hacer política. Aquí esta política se presenta por medio del dejar ver, el mostrar.

 


La ley y el arte

 

Foucault en su Derecho a la muerte y poder sobre la vida instala una discusión sobre la fuerza en la ley, recupero esto: “La ley no puede no estar armada y su arma por excelencia es la muerte (...). La ley se refiere siempre a la espada. Pero un poder que tiene como tarea tomar la vida a su cargo necesita mecanismos continuos, reguladores y correctivos. Ya no se trata de hacer jugar la muerte en el campo de la soberanía, sino de distribuir lo viviente en un dominio de valor y de utilidad” (Historia de la sexualidad 1). Levantando una discusión que se disemina a través de distintos lugares de la cultura contemporánea.  

 

Es buscar hacerle frente a la fuerza de la espada que se proyectan las intenciones de las imágenes de Hugo Ángel y los retratos aquí presentes, estos evocan aquella técnica de los viejos fotógrafos del siglo XIX y que a Benjamin le es tan atrayente en tanto el caso se le presenta como una nueva experiencia artística emancipatoria. Éste habla sobre el retrato y la mirada de la pescadora de New Haven de David Octavius Hill, en la cual existe una experiencia especial que se resiste a ser reducida al arte del artista, sino que en ella y en su mirada se presenta una imagen que carga con otra fuerza, “algo que se resiste a ser silenciado y que reclama sin contemplaciones el nombre de la que vivió aquí y está todavía aquí” en la fotografía. Una suerte de resistencia frente al olvido y la desaparición, una fuerza del orden de lo memorial. Una fuerza que no es la fuerza de la espada.

 

En síntesis, una cuestión estética presente en Asociación Ilícita es sin duda la disposición a tratar la exposición de los seres y la experiencia de la cultura que son cuestiones muy características de un sentido moderno –quizás un síntoma de esto son los retratos que presentados emulan los grandes gestos significativos del arte por ejemplo–, aunque aquí son tratados y trastocados hasta el sentido contemporáneo, hacia la experiencia de la singularidad y de la belleza de lo abyecto. Aún así, esto está lejos del interés de ser un arte contemporáneo al límite de las experiencias creativas, sino que se instala desde el gesto político del arte, para usarse de ello en la medida en que las imágenes lo permitan.

 

Como tal, este proyecto busca hacerse dialogar con preguntas y discusiones que rondan en las experiencias del arte y la cultura de los últimos treinta años. Entre ellas, la posibilidad del arte y la fotografía de ser una herramienta al servicio de la resistencia de los oprimidos y salvaguardar la dignidad de los cuerpos expuestos en una disputa con los imaginarios estéticamente homogéneos, políticamente conservadores o fascistas. De esta manera no puedo no preguntarme por el valor de esta fuerza de la resistencia en nuestra actualidad y cómo ésta se presenta –resistiendo a todo fenómeno de clausura– como una experiencia de arte en contraposición frente a esa fuerza de la espada.