Máquinas andantes: una exhibición de fragmentos
Sobre la muestra de Andrés Benjamín
Máquinas andantes
12 de diciembre al 11 de enero
SANTIAGO
Lo primero que aparece es la ciudad. Pedazos, escombros o fragmentos de una ciudad que se ve en forma de tuercas, tornillos, piezas de autos y de tecnología obsoleta. Son elementos oxidados que responden a una suerte de arqueología industrial y que, a la vez, remiten a algo íntimo del artista Andrés Benjamín, porque él recoge estas piezas desde hace cuatro años en sus trayectos cotidianos por las calles de Santiago.
Si lo primero es la ciudad, lo segundo que emerge es el cuerpo. Porque caminar implica uno. En el libro Nuevas derivas, Jacopo Crivelli Visconti -crítico y curador italiano- plantea que los trabajos de todos los artistas caminantes van de algún modo a contramano de la tendencia dominante en la producción contemporánea, la cual se niega programáticamente a construir narraciones lineales.
Entonces se genera una conversación serpenteante entre ambos, una que se aventura a explorar otras conexiones. Qué pasa si me pongo en el cuerpo todos esos elementos, qué pasa si los articulo de manera tal que deje de ser hueso, carne, músculo y sea también madera, tuerca, metal.
En Máquinas andantes vemos piezas sueltas que son fruto del azar y de sus derivas, las que se exhiben tal como se encontraron, con sus roturas y manchas. “Me parecía que dejar las piezas así como están es genial: hay óxido, hay marcas, están llenas de información. Borrarlas sería como borrarse los tatuajes o los lunares o las cicatrices, sería como una piel sin historia. Y a mí me gusta que aparezca la historia del material porque eso te habla del lugar, de donde lo recogí”, dice Andrés Benjamín.
Recolectar objetos y acumularlos compulsivamente. Pero no solo por acumularlos, sino también para dibujarlos, clasificarlos y conservarlos. Cada uno de esos procesos son parte de la muestra, en la que el artista exhibe aquella que suele permanecer invisible. Aquí vemos libretas con sus anotaciones, esquemas, bocetos. Vemos composiciones hechas a partir de fragmentos de metal y dibujos de escombros.
Máquinas andantes construye un sistema hecho de restos, que pone en tensión elementos de distintos orígenes y propone nuevas narrativas de ensamblaje, poniendo en escena un diálogo latente entre la calle y la biografía.



