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Persistencia de la obra | Sedimentario de Santiago Sahli

Notas sobre la exposición Sedimentario de Santiago Sahli

Galería NAC | Santiago

29 de junio - 29 de julio de 2023

The artist drops images of objects in order to survive.

Darian Leader

1/

Sedimentario, de Sahli, registra el deseo de un tiempo propio: uno distinto del tiempo que usa la roca para volverse arcilla y distinto del tiempo que usan el jarro o la vasija para pulverizarse y desaparecer. A veces ese tiempo establece un corte en los otros tiempos; a veces es solo un paréntesis. Esa tensión es lo que sostiene los objetos de esta colección.


2/

¿Queda alguien que aspire, todavía, a perdurar más allá de su tiempo? Un artista que trabaja con los materiales que usa Sahli no puede ignorar que el tiempo que le toca es apenas una brisa sobre los minerales que nos sostienen. Por eso no hay paradoja al destruir el objeto que volvió a darle unidad a la roca pulverizada; tampoco hay contradicción. Lo que sí hay es un gesto desesperado: una urgencia por intervenir, acelerar, aunque sea marginalmente, la velocidad del planeta: dejar una marca o mella en un objeto que es propio, aunque lo propio no exista.


3/

¿Qué es lo que quiere destruir Sahli? ¿Cuál es el motor de la rabia que tritura la arcilla y cuál es su sentido? La primera pregunta tal vez sea defectuosa, porque ¿qué es realmente la destrucción? ¿Hasta qué punto habría que llegar para hablar de destrucción total y absoluta? ¿Y quién dijo que aquí estaban en juego la totalidad y lo absoluto? Para la segunda pregunta hay una respuesta: el sentido es la reconstrucción del objeto. La rabia encuentra un lugar en el taller de trabajo porque permite continuar la obra.


4/

La rabia de las manos que trituran la arcilla no podría continuar la obra si no hubiera agua. Hacen falta otros objetos, otros minerales, para romper la arcilla privada de agua. Alguien ya lo intentó, al escribir estas líneas: presionar la cerámica blanca esmaltada, con las manos, queriendo hacerla ceder y quebrarse. No es posible. Es la torpeza de las manos la que amenaza a la botella o la vasija ya horneada; la torpeza, no la rabia. La rabia es una carga y al mismo tiempo es un recurso para continuar la obra.


5/

La humedad de la arcilla en las manos de Sahli que presionan demasiado fuerte. En ese contacto, lo que se destruye no es una obra sino el potencial de otra obra. Sabemos reconocer ese potencial, real como el video que registra su sombra; tal vez aún más. Está en la silueta, en la forma del objeto todavía húmedo. Cambiarán los colores y las texturas y la resistencia a la rabia, pero la silueta, la forma, serán las mismas con o sin agua. Hay que decir: habrían sido las mismas, con o sin agua, si las manos en la arcilla todavía húmeda no hubieran destruido ese camino.


6/

Relegar un objeto potencial al mundo de la ficción: ese es uno de los resultados de la fuerza que las manos ejercen sobre la arcilla sin torno. Es ese tiempo el que se corta. No se puede cortar el tiempo que hará de la jarra otra vez sedimento. Sí se puede cortar el tiempo de la jarra que no llegó a serlo. En esta colección hay piezas de cerámica y también sus fantasmas. Sedimentario, la muestra, es el paréntesis, y dentro de ese paréntesis está el corte.


7/

Interesa mirar las piezas reconstruidas como sostenidas por esa estructura de paréntesis y ruptura. Ya son muchas las personas que destruyeron lo que crearon; su lugar es conocido. En cambio nadie vivió para ver la destrucción natural de su obra. Aquí no hay destrucción; la rabia es un recurso. Sedimentario es la colección de imágenes de un camino de destrucción.


8/

Para hablar de Sedimentario habría que dar vueltas en círculo: imitar el ciclo del torno y de la pasta que gira encima del torno y hacer que los ojos de quienes leen pasen una y otra vez por lo mismo. En cambio aquí se ha elegido otro eje: la destrucción. Es este texto el que eligió esa palabra, no Sahli, no la arcilla.


9/

La destrucción como punto final: una idea proyectada por este texto sobre Sedimentario, pero también una idea filtrada en este texto por el tiempo imposible de lo inerte que Sedimentario pone en escena. Habría que esperar un tiempo infinito para ver al mundo dejar de vibrar al ritmo de lo humano. Una alternativa: entrar a esta sala imaginando que entramos a un corte en la corteza terrestre y mirar desde allí las capas de sedimento que se acumularon bajo nuestros pies; imaginar desde allí las que se están acumulando ahora.


10/

Vibrar al ritmo de lo humano es lo que una pieza horneada y seca y dura ha dejado de hacer. Todo el arte es quizá un intento de crear un objeto solo, sin autor, sin historia; un objeto que no requiera enlazarse a ningún otro para ser lo que es. La arcilla seca que es cerámica sigue un ritmo exclusivo, excluyente: indiferente a lo humano y también impermeable a lo humano. Ese ritmo propio es lo que sostiene a cada objeto capturado aquí. Sobrevivirán, algunos de ellos, al silencio de lo humano.


11/

Construir la pieza que habría sido encontrada en la excavación del futuro: la destrucción aparente es un recurso para llegar a ese futuro. Incluso más lejos: al futuro de la roca que habría sido formada por las capas de la Tierra, a una escala inhumana, si alguien no hubiera excavado en ella para extraerle una cíclada o un jarrón.


12/

Crear una vasija es crear un vacío: rajar el espacio y poner un límite entre un dentro y un afuera, que antes no existían. La vasija, ese límite mineral donde ya no hay agua, ahora puede contener el agua en un vacío inédito. La vasija abre o, mejor, es un paréntesis en el flujo del agua, esa imagen del tiempo. La vasija es la muerte del agua, una muerte doble; un paréntesis sin rajaduras y sin escape.


13/

Tornear la pasta, crear un vacío, anular la humedad de la pasta y preservar el vacío. Crear una vasija es crear un vacío: este podría ser el fragmento de otro texto que ha llegado aquí sin autor. Se ha roto el texto donde aparecía su nombre antes de que la tinta secara; al coserlo, luego, se ha perdido esa cifra.


14/

El autor es el mismo que dice: el objeto de arte es creado para que haya algo que no vibre con los otros objetos; aspira, el que crea, a no significar. Y dice también: esperamos que la mirada y las manos sean una sola unidad; debemos mirar, se supone, lo que buscamos. ¿Dónde está puesta la mirada de Sahli?


15/

Es difícil imaginar a Sahli triturando la arcilla, que todavía es arcilla, con los ojos cerrados. Es difícil hablar de “Sahli”, pero este texto se escribió así. Es difícil imaginar que alguien recorre este sedimentario solo con las manos. Es difícil que un par de manos arrojen un objeto de este sedimentario al suelo. Se oirían gritos de pavor, pero no sería imposible. Un codo tendría más posibilidades. Si lo lograra, produciría una pérdida irreparable. Ahí sí veo una paradoja y casi la toco. De quién fue ese codo.


Franco Pesce

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