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Pompa de Marcos Sánchez: Algo a punto de reventar

Galeria NAC

Americo Vespucio Norte 2878

Del 2 de Mayo al 1 de Junio

Inauguración

Jueves 2 de Mayo - 19 hrs


 

La palabra pompa tiene dos significados: uno se relaciona con las raíces griegas y latinas de la palabra procesión, y se refiere a lo suntuoso y grande o grandilocuente, como las pompas fúnebres o cortesanas, o con lo vanidoso y exagerado, como la cola que extiende un pavo real. El otro, que viene de bomba, se refiere al aire que se introduce en algunas materias y forma algo circular, sea agua, jabón o las faldas de una mujer.


En ambos casos, una pompa es algo que está pasando, un acontecer, que es precisamente lo que se ve en las pinturas de Marcos Sánchez: algo nunca fijo, sino que sucede. A la vez es pomposo en cuanto a estar pleno de formas, recargado y saturado incluso, como si fueran escenas oníricas o surrealistas llevadas al extremo, siempre traspasando una especie de límite, o en su borde, algo que está a punto de reventar. Por esta misma cualidad de borde, las pinturas aparecen al mismo tiempo como algo sucinto, despojado de significaciones por las mismas cancelaciones que provoca su exceso, y produce una especie de libertad mental, de humor a toda prueba, de la vida dispersa y un poco loca que quiere superar toda pompa (fúnebre).


Queda clarísimo que Marcos Sánchez pinta cosas imaginarias, y como tales tienen su punto de partida en lo real, en un mundo un poco degradado que conserva una parte de belleza en su naturaleza (una flor, un gato) y que se combina con especies de procesos químicos o atmosféricos (arcoíris o burbujas tóxicas). Son pedazos de imágenes que él encuentra por ahí, sea en la calle o en la historia del arte, y que combina en su mente para proponer un absoluto misterio, un goce, y una risa franca por esa misma unión de misterio y goce.


Sánchez es un dibujante excepcional, un colorista arriesgado, y un maestro de la mezcla. Tiene algo de niño y algo japonés; algo cinematográfico (es un gran fotógrafo y creador de animaciones) y algo teatral. Gracias a sus pinturas logramos observar que no existen verdades finales, o que vivimos en un delirio de categorizaciones inexistentes, y por lo tanto podemos también imaginar, sin que sea una amenaza paralizadora o una exigencia de rendimientos creativos. Podemos ver que las cosas suceden y estamos solo un rato en el mundo, y esa es la verdadera libertad: sospechar y sorprendernos otra vez de las mutaciones, las simbiosis y las fuerzas que desconocemos.




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