top of page

Cuestiones liminales: sobre el libro Izquierdas y neofacismo, de Alvaro García Linera

Vaya época esta en que ni las altas preguntas históricas han logrado zafar de la desestabilización. Es más: el tambaleo propio de un mundo desequilibrado remueve también la concentración de aquellas y aquellos que militan en la transformación social, disgregando claridades más que juntándolas, desagregando certezas más que reuniéndolas.

 

Sin altas preguntas firmes, claro está, difíciles respuestas. No obstante, este panorama despoblado, de cuestionamientos endebles, no es absoluto en cuanto a la opresión de proposiciones. De vez en cuando aparecen, como flores en el desierto, anclajes de los cuales apoyarse para coger calma, tomar aire y experienciar, con una cuota de aliento, la actual crisis de mundo. Es lo que ocurre con el trabajo entero de Álvaro García Linera, ex vicepresidente del Estado plurinacional de Bolivia y, ya a estas alturas, pensador político definitivo de la América nuestra, quien, dando cuenta con riquísima evidencia de la corrosión de la vida diaria, cotidiana, corriente de nuestras sociedades, no escatima, a lo largo de su bibliografía, en dotar de claves de lectura —y, con ello, de valiosos grados de esperanza— este inestable periodo nuestro.

 

Compuesto de la conferencia que García Linera dio en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile en noviembre de 2022, y de una entrevista a cargo de Tomás Torres —responsable también, dicho sea de paso, del epílogo—, Izquierdas y neofascismo, recientemente publicado por Pehuén, escudriña en las claves de un cambio epocal que no ha terminado de estabilizar sus cimientos nuevos. Época de tiempo liminal, dice en sus páginas el intelectual boliviano, donde la predictibilidad de la vida social se diluye a propósito de la superposición del desgaste del ciclo de acumulación de capital de las últimas cuatro décadas y de la geopolítica desestabilización de las hegemonías globales. Un tiempo adolecido en cuanto a certidumbre y certeza, pero con una fuerte estampa transicional: un tiempo de hegemonías fragmentarias, donde ningún sector político es capaz, por el momento, de construirse victorias estables, pero del que, sin embargo, se terminará fundando, tarde o temprano, un nuevo ciclo, con ello un orden nuevo, una nueva estabilidad y, no menor, una nueva oportunidad: “es una época excepcional de la creación del nuevo orden temporal de la economía y la dominación. Es, por tanto, el momento privilegiado de las políticas de transformación”, dice García Linera, abriendo la expectativa.

 

¿Cómo politizar el malestar social, entonces, de forma creativa, afirmativa y propositiva, en el contexto de un pacto de régimen económico y político en descomposición que termina provocando, en las y los comunes y corrientes, escozor respecto a una salida democrática a la crisis? Politizar en el tiempo liminal en que lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer; politizar en el tiempo claro oscuro de monstruos emergentes, como dijo el sardo mentor del boliviano: ¿Cómo leer el ascenso de los autoritarismos en el mundo, pero particularmente en el claro oscuro latinoamericano? ¿son las recientes experiencias gubernamentales en Estados Unidos, Italia, Brasil y actualmente en Argentina expresión de una re-vuelta fascista monstruosa? García Linera propone la delimitación conceptual por medio de la distinción: “Hoy el neofascismo o el postfascismo, como llaman algunos, no reivindica el Estado. Al contrario, es antiestatal y reivindica el libre mercado”. Clave: diferenciar los autoritarismos actuales del fascismo a secas de los años ‘30. Dice: “Entonces, una buena definición podría ser esa de un neoliberalismo fascistizado, un neoliberalismo autoritario en la fase de ocaso del predominio de este sistema cultural, económico y político que gobernó el mundo durante 40 años”.

 

Brevísimo en páginas, pero inmenso en claridades, en Izquierdas y neofascismo el libro-herramienta modelado por la colección Cuadernos memoria y utopía alcanza su más alto rendimiento en términos de potencial constructor: se afinan preguntas epocales y se afianzan vías para posibles respuestas activadoras, movilizadoras, transformadoras. De allí que, en escolar estatuto de lectura obligatoria, Izquierdas y neofascismo, creo, debiera ser texto ineludible para las izquierdas regionales, y sobre todo la nacional (tan caracterizada hoy por su falta de horizonte estratégico como de conducción), en un tiempo liminal en que ni las altas preguntas históricas, ni la concentración de aquellas y aquellos que militan en la voluntad transformadora de la sociedad, han logrado zafar de la desestabilización propia de un mundo viejo en ruinas.



bottom of page