Hechizas. Conversación con Demian Schopf
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Hechizas. Conversación con Demian Schopf





Lo que sigue es una conversación con el artista Demian Schopf a propósito de su exposición Hechizas, exhibida en el Museo de Arte Contemporáneo de Santiago hasta el 21 de enero del 2023.


Título obra: Hechizas

Año obra: 2022

Materialidades: armas hechizas en vitrina

Dimensiones: vitrina de 2660 x 90 x 224 cm.

Foto: Marcelo Cruzat



Hechizas es una instalación de más de 1.600 armas recuperadas de distintos centros penitenciarios. Las armas están además acompañadas por una serie de teléfonos celulares donde, entre otras cosas, el espectador puede saber, mediante un GPS, el lugar exacto donde tú te encuentras mientras recorre la instalación. Antes de pasar a las armas, que han generado harto debate en las redes, cuéntame un poco del uso de las pantallas, algo recurrente en tu trabajo.


Tengo una unidad, en un curso que doy hace años, donde enseño sobre la cámara oscura desde la antigüedad –la primera se construyó en China– hasta la era actual. Siempre le pregunto a mis alumnos ¿cuál es hoy el principal lugar de las imágenes? Creo que el celular es el gran cuadro contemporáneo y universal. Yo le doy dos usos. Bien lo dejo aparecer en toda su materialidad, manteniendo la pantalla en negro para que se vea su superficie trizada en dos casos. Ahí se ve el cronómetro –que es el tiempo acelerado y una vanitas como un cráneo barroco– junto a los textos que tratan sobre las cárceles y la hipervigilancia extrapolada a la totalidad de los social en la era de las redes planetarias informatizadas, destacándose uno que trata de En la colonia penitenciaria de Kafka. En el otro hago pública mi propia geolocalización, citando a la tobillera electrónica, pese a que el celular es un dispositivo panóptico mucho más feroz: todos tus datos, toda tu vida. Este también está trizado. Aparece el glitch. Así como en los casos de los celulares negros, éste le devuelve al cuerpo a lo que se quiere incorpóreo, liso y cada vez más flaco. Además, puede entenderse como un ejercicio de forma y color, es decir de pintura (tal como lo entendía Nam June Paik con su Televisión abstracta o sus Televisores preparados). Se relaciona con un gesto materialista, propio de un artista de vanguardia como Malevich con su cuadrado blanco. Ahí se pueden ver las trizaduras de ese gran cuadro contemporáneo que es el celular. De algún modo se replica la máxima de McLuhan: "el medio es el mensaje".



Muchas veces se le pide a la obra que sea algo así como un dato verificable y no una lectura mediada de los “hechos reales”. En ese gesto no solo se desvaloriza el efecto de realidad que produce una ficción, sino que se le pide a la obra y al artista que se limiten a tocar solo asuntos que les serían “propios”. ¿Qué piensas de eso a propósito de la recepción de Hechizas en la redes sociales, donde se te acusa de apropiación?


Claude Lanzmann, en su documental sobre el Holocausto Shoah, sostiene la tesis de que el horror de los campos de exterminio nazi sólo es “presentable” mediante el relato de los sobrevivientes. Sin embargo, Lanzmann no es un sobreviviente (tampoco lo es Alfredo Jaar, que en algunas obras adopta la tesis de Lanzmann). Es evidente que el valor del testimonio en primera persona, sea de un sobreviviente o una persona privada de libertad, es extremadamente valioso, pero no es el único valor. Si, por ejemplo, sólo a los Afroestadounidenses se les permitiera hablar sobre la esclavitud, los mismos esclavos desaparecerían en tal paradoja (pues ahí la esclavitud se abolió en 1865). Si se asume a todo ser vivo como sintiente, el problema se hace extensivo no sólo a las ciencias humanas, sino también a las biológicas. Si de acuerdo a ciertas epistemologías recientes que, dicho sea de paso, también se “apropiarían” de lo “ancestral”, se asume que seres que no se reproducen en al menos un ciclo de trabajo termodinámico –esa es la definición de vida del exobiólogo Stuart Kauffman– pueden ser igualmente considerados entidades vivas, desaparecerían simplemente todas las ciencias en el vórtice del yo-testigo como único ente válido. Además, si se asume que existe el inconsciente, ni siquiera el testigo podría hablar con plena propiedad. Sería el fin de la representación sin más, algo que en términos antropológicos, culturales y semióticos es imposible. No podemos vivir sin representaciones. Incluso los animales operan con signos: objetos que están donde están representando otra entidad. Piénsese en la marca de un perro o la danza de la abeja.


Eso que llamas representación es otra forma de decir que las lecturas, el artificio, la ficción son formas de producir realidad. Incluso uno podría decir que sin ellas quedaríamos atados a las “cadenas de lo verificable”, como si supiéramos de antemano cómo y de qué está hecha la realidad. El arte, decía Saer, multiplica al infinito las posibilidades de tratamiento de la realidad. Es muy limitante la exigencia de que la obra y el artista solo hablen en clave testimonial.


Se me ha acusado de apropiación.


Si eres artista, profesor universitario, blanco y de clase media y si no estuviste preso no estarías autorizado para hablar, por ejemplo, de la cárcel y los sufrimientos que ella produce.


Así es. Con respecto a la apropiación, pienso que cada caso se ve en su mérito. En algunos casos, cuando se terminan los argumentos, se apela a una especie de epistemología y estética de los afectos –un campo mucho más difuso y complicado de evaluar– recurriendo a la empatía que el autor debería tener y suponiendo a priori que carece de ella. Eso se conoce como pre-juicio. Emerge entonces una especie de fascismo irracional que no es más que pura emoción –me atrevería a decir condensación– algo muy propio de las redes sociales, donde se reclama lo empático de modo antipático. El sujeto se desliga de toda responsabilidad con la propia empatía y se queja de que el otro (supuestamente) carece de ella. Hacerse parte de una lluvia de mierda dice mucho más de quién lo hace, de su empatía, ética y moral que del linchado de turno. Hay que ser muy miserable: un sujeto repelente, tóxico e intoxicado. Hay gente, sobre todo adolescentes y niños, que se suicidan por cyberbullying. Éticamente para mí no es un interlocutor válido el que quiere lucirse frente a los amigos por 15 minutos de fama a cualquier costo. Eso no es más que hedonismo, narcisismo psicopático y frivolidad. Las redes son, por definición, frívolas. Es el triunfo del hedonismo, del mercado del insulto y de los datos que tan bien funciona en las redes sociales. Se me acusa de lucro. Aquí el único que está lucrando es Instagram. Me parece una jibarización de toda forma de pensamiento crítico. Veo este fenómeno replicado en estudiantes. Me preocupa mi futuro como profesor. Temo que se vuelva algo desagradable. También me hago preguntas acerca del futuro de este país y del mundo. Ahí se cumple una de las tesis de Hechizas: la violencia carcelaria no es más que un reflejo de una violencia generalizada que recorre el mundo.



Nombre archivo: Hechizas_Demian-301

Hechizas, 2022, Instalación, antesala de la Sala zócalo iluminada que muestra en vitrinas

algunas armas hechizas y otros objetos propios del mundo carcelario como la termita, un

anafre hechizo, dos arañas y un afilador hechizo. Foto: Marcelo Cruzat.


“Bocas abiertas y hambrientas esperando morder la carne del otro, esperando deglutirse a alguien”, dijo Alexandra Kohan a propósito de esta cultura de la cancelación que muchas veces termina ejerciendo violencia en nombre de causas nobles, en nombre del bien.


Totalmente, y lo que no se entiende es que yo no estoy en representación de nadie. No pretendo representar a las personas privadas de libertad. Simplemente invoco la presencia de estos objetos –los excepcionalizo sacándolos de su estado de normalidad, como diría Calabrese– para que algo se “muestre” en ellos sin la necesidad de yo “decirlo” explícitamente. Se opone el sujeto estético del mostrar al sujeto lógico del decir. Llevo años trabajando en este proyecto.


Leí que te acusaban no solo de apropiación sino de ser un artista que no trabaja, porque nada de lo expuesto está hecho por tus propias manos. ¡Parece que Duchamp, el ready made no hubieran existido!


Claro, el ready made es apropiación, pero acá hay una vuelta de tuerca más: Si un curador, a petición mía, certifica que un cuchillo hechizo, fabricado en una cárcel de Santiago, es una escultura abstracta constituida por un poliedro irregular y hueco de acero de 16 caras dispuesto sobre un plinto y un galerista lo pone a la venta, ¿ante qué estamos sino ante un problema de lógica modal? (de hecho, ese argumento forma parte de mi tesis doctoral de 2014 y es anterior a cualquier intención de hacer algo artístico con esos cuchillos que colecciono desde 2010).


Eso que cuentas es efectivamente una obra que hiciste


Así es, envié un estoque penitenciario –titulado Escultura#1– a pasear por 16 países y transportado por un funcionario del Reino de España entre 2015 y 2016 como valija diplomática en cabina. Fue parte de la exposición colectiva Valija diplomática low cost comisariada por Nilo Casares, que constituye el antecedente directo de Hechizas y cuyo certificado –donde la agregada cultural del Reino de España en Chile certifica que el curador certifica– también forma parte de ésta junto a una foto con la maleta y el estoque expuesta en el Immigration Museum de Melbourne. El cuchillo funciona como ready-made, objeto encontrado y escultura (aunque hecha por otro). Al ingresar al museo, uno se encuentra con objetos que son a priori lo que son, como el cuchillo penitenciario devenido en escultura abstracta. Su devenir certificado constituye, como en Manzoni, una declaración de arte. Un arma ilegal ingresa al mundo de los objetos permitidos por el arte, y por la ley, teniendo que haber sido legalizado para abandonar su lugar de origen (y aquí tenemos una diferencia importante con Duchamp, Manzoni o los conceptuales de los 70-80). Es un ready-made asistido, en este caso por un recluso anónimo y por los procedimientos efectuados con Gendarmería, el museo y el curador de la muestra. Es una redundancia leguleya de la función declarativa inventada por Duchamp. La ley se transforma en medio y el comodato posibilita la materialización de la obra.


En este caso, no es el artista sino el aparato legal el que produce el ready-made.


Hay una anécdota: un día a alguien se le cayeron sus anteojos en el MOMA y la gente empezó a sacarle fotos pensando que era una obra. Si hubiera habido 1.300 armas hechizas habría llegado la policía y esta exposición no habría sido posible. Tuve –y quise– apelar al conducto regular y legalizar la exposición a través de la figura del comodato entregada por Gendarmería. Lógicamente no me voy a poner a explicar esto en un posteo. Se hace imposible discutir con gente pre duchampiana, que son hijos de lo instantáneo. Por algo su medio se llama Instagram.


Y pre freudiana, que olvidan que el sujeto no es algo soldado a sí mismo, que no es traslúcido para sí. Hay deseo de transparencia en muchas de las posiciones que exigen una suerte de identidad plena: la del preso, la del artista y podemos seguir.


Quien se sorprenda de que no haga todo artesanalmente simplemente desconoce el arte moderno, la vanguardia y el arte contemporáneo. Quién confunde el sublime kantiano con la sublimación freudiana sigue pegado en la estética de lo bello. Es increíble que haya que explicar estas cosas a estas alturas de la historia. No sé bien que estará pasando con la educación artística en este país, supongo que a nivel escolar. Si elegí esos objetos (esas armas) es porque están llenos de significado, encierran un enigma, aparte de su belleza cruda, simple y a la vez complejísima. Hay un trabajo de repujado en algunas piezas que es sorprendente e indica una gran sistematización en su producción. Existen instrumentos para producir estos estoques, por ejemplo una hoja de sierra incrustada en un bloque de madera que sirve para cortar en silencio durante las noches. En coa se lo conoce como la termita. Hay algo contemporáneo y a la vez arcaico ahí. Es muy raro que se lea como una ofensa en clave de apropiación, cuando es todo lo contrario.


Pensaba que en esa acusación se cuela otro asunto que me viene inquietando hace tiempo. Además de existir allí un reclamo de pureza, hay algo que tiene que ver con las identidades. Si hace un tiempo atrás la identidad era un lastre, algo de lo que había que huir, hoy parece ser que se critica lo identitario pero para afirmar una suerte de yo más sólido, más rígido, más definido. Hay demasiados “soy” circulando por todas partes, como si ya nadie fuera un enigma para sí mismo. Pasolini lo dice mejor: “En la tolerancia se definen las diversidades, se analizan y aíslan las anomalías, se crean los guetos”. Es interesante pensar la tolerancia como una lógica del capitalismo tardío, como una gran productora de vigilancia.


Efectivamente, detecté, el otro día, también un reproche de un colega no tan joven (que no había visitado la muestra). No sé ni por qué lo menciono, prefiero mantenerlo en el anonimato, pero quiero advertir lo peligroso de la cultura de la cancelación que está contaminando ya directamente al medio artístico. Si se observan los perfiles de los trolls en el muro del MAC, donde empezó la polémica, la mayoría pareciera estar vinculada al mundo del arte autodidacta o a estudiantes y ex estudiantes de arte. No es gente del ámbito penitenciario. En contraste, hay un grupo de colegas muchísimo mayor preocupado por la libertad de expresión y creación frente a estos pequeños nuevos inquisidores que opinan de cosas que no han visto desde el anonimato de las redes sociales y escondidos tras un teclado. El colega se expresó con mayor amabilidad que los usuarios de Instagram. Sin embargo, su base fue el mismo argumento ya tratado: la apropiación. Lo presentó como un argumento moral, ético y hasta epistémico que exige una experiencia con y en la cárcel. El asunto se extrema: hay que haber estado preso para hablar de la prisión. Esa posición, para mí neoconservadora, reclama el valor del testigo como único valor y, mucho peor, relega al artista a ser un mero operador formal condenado a los confines de su propia experiencia del mundo. Ese argumento supondría que Marx debió ser obrero o Lenin, Fidel Castro y Che Guevara de origen proletario. Sabemos que no lo eran. La postura supone la cancelación de todo sujeto que no sea él mismo (el yo o un conjunto de yoes articulados en una comunidad o patrón identitario). Si se radicalizara terminaríamos en un mundo de yoes encapsulados hablando cada uno su idiolecto, una figura digna de un cuento de Borges o de los eternos monólogos de los personajes de Thomas Bernhard. No me parece convincente en términos éticos o morales, porque limita mucho la comunicación entre yoes y comunidades. No tiene uso posible en términos políticos. Esas hordas funámbulas no son más que una nueva cara del fascismo más rancio. Un fascismo sin rostro ni nombre, y además cobarde.



Título obra: Hechizas

Año obra: 2022

Materialidades: Esto, que parece una escultura abstracta, puede ser un insumo

para la fabricación de armas hechizas o puede formar parte de una araña (un

objeto utilizado para recoger "pelotas" lanzadas desde la calle por "peloteros").

Dimensiones: 60 x 60 x 224 cm.

Foto: Marcelo Cruzat


¿Por qué le pusiste a tu muestra Hechizas?


Existen arreglos hechizos, maestros chasquilla. Esto también ocurre en los penales, pero bajo una determinante esencial: la extrema violencia y la supervivencia. Respecto al título, pensé que Hechizas sonaría mejor que Hechizos que conserva demasiada relación con lo mágico-animista del hechizo entendido como encantamiento. Existen armas hechizas. Es un juego de lenguaje, a fin de cuentas, no una confusión.


La exposición, decía al comienzo, no solo está compuesta de cuchillos y estoques sino también de pantallas de celular.


Los primeros objetos están asociados al bricollage del arma hechiza, los segundos a la gran ingeniería de la vigilancia, presente en la muestra a través de un celular que muestra en tiempo real mi geolocalización. El celular cita a la tobillera electrónica, pero es un aparato de control mucho más efectivo. Todo está ahí. Te cuento una anécdota: la última vez que fui a Supermercados Jumbo compré un pack de cerveza Sol y pagué con mi tarjeta de débito del Banco de Chile. Unas horas después entré a YouTube y lo primero que vi fue un comercial de Sol. Mis familiares más cercanos no saben lo que busco, como, leo o escucho. Google Maps, Uber, Waze, Amazon y Spotify, sí. Por eso Cambridge Analytica sabe, o puede saber, qué debo leer para que elija a Trump, Macri o al Brexit (las tres campañas fueron exitosas). Las fake news, en ocasiones, además son generadas por programas. Nadie las escribe. Te cito algo (acerca del Caso Cambridge Analytica-Trump): “con más de diez ‘me gusta’ el modelo puede deducir el carácter de una persona mejor que un colega, con setenta mejor que un amigo, con ciento cincuenta mejor que sus padres, con trecientos mejor que su pareja y con más de 300 mejor que ella misma” (Das Magazin citado por Anderson y Horvath, 2017). Todo esto mientras la policía china se jacta de poder identificar a cada persona que camina por la calle usando solamente cámaras.


¿Quisiste eludir la correspondencia entre encantamiento y mundo carcelario?


DS: Me interesa el asombro, y no el morbo, como me han dicho. El asombro es una de las cualidades más importantes que debe poseer un artista. Sea en el taller o afuera de él. Por otra parte, ¿fueron morbosos quienes documentaron el Holocausto? ¿Es morboso Jaar y una serie de artistas avalados que también han trabajado con la cárcel o con imágenes de delincuentes como Dittborn? ¿Díaz disfrazado de Abimael Guzmán? ¿Es morbo o interés por eso que no podemos terminar de conocer ni de explicar completamente? ¿Goya con sus Desastres de la guerra? ¿Debió ser neurodiverso Delacroix para retratar a pacientes en esa condición? ¿Debería yo –nacido en el exilio– enojarme con alguien que trabaja la problemática del exilio sin haberlo vivido? Respondo con una pregunta muy simple: ¿Por qué la gente ve películas de terror? ¿Invalida eso a Hitchcock?


Es extraño que a querer pensar se le llame morbo. Da la sensación de que el mundo para algunos ya está completamente comprendido y cerrado.


Es cierta intensidad la que parece incomodar o presentarse como incómoda. Un colega me dijo algo interesante: no hablas el lenguaje de ahora, sino uno anterior. Supongo que el de ahora presupone la cancelación de todo individuo que no sea él mismo, de toda comunidad que no sea ella misma. Supone, en suma, un énfasis excesivo en la identidad y la diferencia que lamentablemente a veces funcionan como activos económicos y económico-simbólicos. “Mi cultura”, “mi etnia”, “mi disidencia sexual”, “mi comunidad”, frecuentemente en oposición o disputándose algo con otras en lugar de unírseles para reclamar derechos humanos que les conciernan a todos. Como dice el escudo del Estado Plurinacional de Bolivia: la unión es la fuerza.




Título obra: Hechizas

Año obra: 2022

Materialidades: mural de sables (vista lateral) y parte de mural de lanzas y

celulares con micro ensayos.

Dimensiones. Dimensiones variables

Foto: Jorge Gronemeyer


A propósito del mundo carcelario, la redes mismas han ido configurando una suerte de sociedad del prontuario y la intimidación.


Recuerda a la ideología TERF. Un término del cual incluso su inventora dice “no tengo control sobre cómo otros usan una palabra que surgió simplemente para ahorrar escribir una frase más larga una y otra vez", escribió Viv Smythe en una columna de opinión en The Guardian en 2018. Las TERF radicales son mujeres que abominan de las mujeres trans por haber “sufrido menos” o “no haber sufrido lo que una mujer”. ¿En qué andan esas TERF que ni Smythe avala? Capitalizan para sí el sexo biológico con fines excluyentes. Estas no son ideologías, son meras consignas sin sentido, irracionalismo político o en verdad muy malas ideologías. Bien harían en leerse la Declaración Universal de Derechos Humanos. Es el triunfo del idiolecto y el egoísmo. Curiosamente se acerca a la idea clásica del liberalismo, esa que proclama al egoísmo como motor del bien común –lo que Smith llamaba “la mano invisible”–, pero mucho peor articulada, o para ser sincero pre-articulada o no articulada. El liberalismo al menos tiene una base teórica sólida. Lleva trescientos años pensándose.


Hace poco Carolina Sanín, una escritora colombiana, denunció en twitter que la editorial Alamadía le había cancelado el contrato por sus declaraciones sobre las identidades de género. Mariana Enríquez y Alexandra Kohan solidarizaron con ella llamando a evitar la censura y la cancelación, incluso cuando no necesariamente compartían la postura de Sanín. Resultado, ambas cerraron sus cuentas, acusadas de TERF. El problema, me parece, es hacer callar, hacer desaparecer lo que incomoda en vez de disponerse a pensar juntos.


En el fondo es el triunfo del mercado por sobre toda identidad que no sea susceptible de ser capturada como valor y capitalizada exclusivamente por su portador original, originario y autoproclamado propietario al que todos le deberíamos algo. Claramente la democracia representativa atraviesa una crisis, si es que no su final. El proletariado organizado, es devorado por la figura individual del enojado. Hay gente que le hace un gran favor a este movimiento –necropolítico a estas alturas– de manera inconsciente y creyéndose opositor a él. Capitalizar yoes es dividir, no incluir, y esto, debilitar a una mayoría potencialmente organizada en torno a ejes comunes como los derechos civiles de todas esas minorías. Algo que Chile reclama con urgencia. Este nuevo sujeto es un híbrido y en parte producto de ese sistema –vamos a llamarle así irónicamente– de capitalización individual o microcomunitaria. Sus contradicciones son innumerables. Una de ellas es decirse de izquierdas o disidente de todo tipo y actuar, por ejemplo, como alumno-cliente.


Algo de lo que dices se expresa en la pregunta ¿y qué reciben los presos a cambio?


La primera respuesta es que reciben una donación de herramientas para los talleres de las cárceles donde se enseñan oficios, posibilitando así la reinserción. Sin esa proposición Gendarmería jamás habría accedido a ceder los estoques. La rehabilitación no es ningún mito. Aunque no siempre funcione, uno de los montajistas de las vitrinas dispuestas en la antesala había estado preso y un tío de uno de mis asistentes también ha logrado rehabilitarse. Otro asistente había dado talleres de carpintería en el SENAME y me decía que un buen porcentaje de sus alumnos había tenido una recepción muy positiva de esa experiencia. En el caso de las herramientas, la comunidad de las personas privadas de libertad es vista como un colectivo, no como un individuo. Entiendo que cueste entender eso en un país arrasado por la cultura del consumo, el individualismo y el cobrar por todo, hábito que lamentablemente hemos visto replicándose como un virus en sujetos –del medio o no– que inundan las redes sociales y que contradictoriamente reivindican la inclusión.

Además, la producción de estoques se realiza con propiedad pública de manera ilegal. Si pidiera antecedentes acerca de quién fabricó qué estoque, estaría exponiendo al fabricante a que le imputen un delito. No es un ready made cualquiera. Es ilegal debiendo ser legalizado. He ahí mi modesto aporte a la técnica declarativa inventada por Duchamp, profundizada por Manzoni y repensada por Kosuth, cuyo origen data además de 2015, cuando envié un estoque legalizado en una valija diplomática a España, como lo expliqué antes. Quisiera agregar qué el martes 15/11 visité la exposición con un ex preso: César Pizarro de @81razones. El dirige una ONG cuyo tema son las 81 personas privadas de libertad que murieron en un incendio en la cárcel de San Miguel en 2010. Otras personas afines al mundo carcelario se han mostrado más bien empáticas con el proyecto. Llama la atención su falta de gravedad en oposición a esos críticos ocultos tras un teclado, un nombre de fantasía y una foto de perfil con un personaje de manga.



Paz López




Título obra: Hechizas

Año obra: 2022

Materialidades: armas hechizas en vitrina

Dimensiones: vitrina de 2660 x 90 x 224 cm.

Dos sables escondidos en un travesaño de catre

Foto: Marcelo Cruzat

Título obra: Hechizas

Año obra: 2022

Materialidades: Celular que muestra geolocalización levemente alterada

del artista por razones de seguridad personal

Dimensiones: 8 x 16 cm.

Foto: Marcelo Cruzat

Título obra: Hechizas

Año obra: 2022

Materialidades: celular con micro ensayo.

Dimensiones. Dimensiones variables

Foto: Jorge Gronemeyer

Título obra: Hechizas

Año obra: 2022

Materialidades: mural de lanzas y celular con micro ensayo.

Dimensiones. Dimensiones variables

Foto: Jorge Gronemeyer

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