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Juan Malebrán (Iquique, Chile 1979). Ha publicado los poemarios Reproducción en curso (2008), Bozal (2014, 2015), Entretenciones mecánicas (2016) y Trópico (2019). SU MUJER JAMÁS CONOCERÁ SEVILLA Cruzó el atlántico en un mercante, porque su sueño era ser un gran libertario indigenista y aquí lo tienes en plena gloria, bajo la luz de un fluorescente, reducido a la culata de una sartén al interiorde una caseta de salchipapas. Esclavo de la fritanga. Noche tras noche hasta el domingo, reflejando la gratitud de su cara en la hediondez negra del aceite. El sueldo que apenas le alcanza para pagar el techo, la luz, el agua y la comida de las tres crías que nunca quiso tener, se lo paga un indio con diente de oro que secretamente cobra venganza. CALIBRACIÓN


Tal vez así las cosas sepan irse solas

o por lo menos encontrarnos en su deriva Juan Cristóbal MacLean Igual que proponerse ajustar el ojo para dar con el borde de las cosas antes de que estas comiencen a difuminarse como lo hace ahora mismo nuestro vaho contra el ventanal o como intentar una réplica de los gestos ejecutados por un sordo en pleno insulto: ceño, puños, muecas y la rabia de una performance ensayada frente al espejo solitario Similar al ejercicio puesto en práctica por quienes buscaron refugio en un pequeño albergue hasta aprender a entenderse en la más completa de las cegueras o como esos otros dos en la barraca colina arriba al oír cada noche roedores en los pasillos hasta que el ruido del correteo un día también desapareció. «Intentar traducir el mundo es un asunto a largo plazo» — repetían todos — cual mantra a modo de consuelo


que obligaba a mantener los cuerpos a salvo lejos del contacto, precisamente, con el bordede las cosas.





Breve anotación sobre un reptilal caer la tarde el gecko no es más que un lagarto que atraviesa claros y cambures una sombra entregada al ruido que los grillos proyectan entre la hiedra una silueta invertida contrariando la gravedad o un cuerpo inmóvil frente al cálculo previo al impulso y la embestida parecido a la imagen que guardamos de él siendo niños cuando el mundo se mostrabaajeno debajo de las piedras un pequeño reptil transparente en su tibieza mínimo en su quietud como el viraje del girasol bajo el que ahora mismo reposa.


Inútil como la cornamenta del pudú allá arriba el inuit se mantiene inmóvil sin embargo su espera es otra a ras de hielo la luz del cebo cautivará a su presa encandilada por el canto de las focas y el fraseo de los peces vuelto cardumen bajo la tundra poco importa volver la vista al cielo reflejado en los manantiales cuando se construye un mundo a pedazos poco importa asomar la cabezadesde el bordeen los farellones porque la gracia es apenas un soplo hibernando en las cuerdas vocales


el rebote de una piedra sobre el lago la habitual letanía que nos ciega tras la grasa tras la espina tras la escama en la carne magra como bolillo cubierto de arena no existe atardecer comparable para nosotros allá arriba a lo mucho un trozo de hielo donde reposar la cabeza paciencia hay está claro opacidad por supuesto



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