top of page

Ariel Florencia Richards: “La historia del arte y de la arquitectura es también la historia del ocultamiento de lo femenino”

Ariel Florencia Richards es una escritora e investigadora de artes visuales chilena.​ Su obra aborda temáticas como el género, el arte y la relación con el cuerpo, además de su historia personal como mujer trans.​ En su último libro Gordon Matta-Clark. Contra viejas superficies (Metales Pesados, 2024), reconstruye a través de su investigación archivística la obra y vida del arquitecto, escapando a cualquier tipo de categoría convencional, situándose entre el ensayo académico, la investigación estética y la biografía. 

 

ree

Hay muchas formas y caminos por donde entrar a tu libro, sin embargo, quisiera comenzar preguntándote por la noción de corte que pudiste observar en su trabajo a partir de esta investigación.

 

Primero que nada una salvedad: a Matta-Clark me gusta observarlo y estudiarlo como un arquitecto, no como un artista. Esto, no sólo porque él se formó como arquitecto en la Universidad de Cornell (1962-1968) sino porque su práctica, vista desde las artes visuales es espectacular, pero desde la arquitectura es radical. En ese sentido Rosalind Krauss no advierte que la belleza de sus acciones es engañosa porque vela o eclipsa su dimensión crítica. Esta, desde la arquitectura es ineludible.

Lo otro es que los cortes yo los veo más como aperturas. Jack Halberstam es quien los lee como cortes y quien los vincula a prácticas de mutilación. Hemos conversado eso con Jack y para él, el corte lo es todo. Para mí el corte es una más de las acepciones que tiene la perforación, la separación, la rajadura y, sobre todo, la apertura. Evidentemente que la muerte está ahí, respirándole encima a Matta-Clark desde su infancia, pero creo que sus disecciones a edificios tenían más que ver con una forma radical de hacer arquitectura y re-formular el espacio existente que con desmembrarlo.

 

El inicio de la investigación contaba con un objetivo específico que era comprobar que la intervención que hizo Matta-Clark en el Museo de Bellas Artes el año 71, era la primera vez que el arquitecto cortaba un edificio que no fuera residencial. A partir de esto, reconstruyes el proceso que lo lleva a realizar estos cortes, exploras el carácter evanescente y performático de su obra, pero también el contexto biográfico y nacional que se vivía en ese momento en el país. ¿Qué lugar piensas que tuvo para Matta-Clark esta intervención en el Bellas Artes?

 

Veamos. Por un lado está lo que creo sobre el Corte sin título (1971) del Bellas Artes: creo que fue una obra importante e inaugural para él. Creo que fue una obra experimental, hecha con completa libertad y creo que los registros fotográficos de la obra son la obra. Con esto quiero decir no creo que los relatos orales que han sobrevivido a esa acción sean la obra. Por otro lado, está lo que sé. Sé que la hizo con su amigo Jeffrey Lew a finales de 1971 durante las noches de verano entre Pascua y Año Nuevo, sé que nunca le puso título, sé que aunque la incluyó en sus currículums como su primera exposición en un museo, jamás habló de ella. No se la mencionó a su novia después de hacerla ni tampoco a su padre, en la carta que le escribió después de visitar Santiago. Sé que es una obra nocturna, que apuesta por hacer aparecer la “verdad interior” del edificio del museo y sé también que en algún nivel la vocación de esa obra es ser fantasma.

 

En tu libro amplías la idea que tenemos sobre la obra de Gordon Matta-Clark, recorres una trayectoria, describes contextos, influencias, afectos y efectos de sus relaciones y su época. Sin embargo, quisiera remitirme al Matta-Clark más conocido, al anarquitecto. Me gustaría preguntarte por estos edificios en ruinas, a punto de descomponerse y desaparecer que fueron el escenario que Matta-Clark decide intervenir.

 

Matta-Clark daba muy buenas entrevistas y dijo en más de una ocasión que trabajaba con edificios abandonados porque “eran los que estaban disponibles”. Sin embargo su buen amigo y colega Richard Nonas desconfía de esa respuesta y cree que Gordon elegía estos edificios porque él también había sido abandonado. Yo me inscribo en esa creencia. Y me parece que su padre lo abandonara a él y a su mellizo Batán a los pocos días de nacer determinó su relación con la ausencia y lo negado.

 

Sobre Splitting (1974), quizás relevar que la realización de esa obra coincide con el fin de la más importante relación amorosa que tuvo desde principios de los setenta: su noviazgo con la bailarina y fotógrafa Carol Goodden. Entonces para mí resulta imposible no ver, en ese corte simétrico de una casa, algo de una separación literal, como dice su título.

 

En el capítulo “El álbum familiar”, reflexionas sobre los puntos de encuentro que compartía Roberto Matta con su hijo. Pero, además, iluminad un aspecto diferente de la vida familiar de Matta-Clark, que es la relación con su madre, Anne Clark, y su influencia en la obra de Gordon.

 

Dos preguntas entonces: ¿De qué manera descubriste esta genealogía que parecía oculta? Y, luego, ¿por qué piensas que normalmente se ha puesto énfasis en la tensión y lo problemático de la relación entre padre e hijo?

 

La historia del arte y de la arquitectura es también la historia del ocultamiento del talento femenino. Lo estamos viendo por todas partes: cómo emergen en nuevas curatorías críticas y libros con perspectivas feministas los nombres y trabajos de mujeres excepcionales que fueron eclipsadas por sus pares masculinos. Entiendo que para los historiadores del arte sea atractivo vincular a Gordon Matta-Clark con Roberto Matta, que fue un gran pintor, pero esa es solo la mitad de su influencia. Gordon desde 1971 comienza a llamarse a sí mismo Matta-Clark como un afán de diferenciarse del padre y relevar a la madre. En ese sentido, el trabajo, la visión, el rol y el impacto de Anne Clark sobre su hijo y sobre el trabajo de su hijo es algo que recién comienza a ser pensado.

 

Sobre la segunda pregunta, no lo sé. Por un lado hay algo muy chileno en eso, y luego quizás, ¿es más dramático y problemático? No sé.

 

Gordon Matta-Clark. Contra viejas superficies a ratos es una biografía, en otros momentos, un ensayo de estética, o un diario de campo o, una bitácora de investigación. De hecho, llama la atención cómo logras articular un registro académico con uno personal y afectivo. Nos podrías contar un poco sobre este proceso de escritura…

 

El proceso de escritura estuvo marcado por la lectura de dos libros: Escribir después de morir, de Javier Guerrero y La atracción del archivo, de Arlette Farge. El primero es la ruta de navegación de cómo un cuerpo puede llegar a activar el deseo dormido de un archivo y el segundo amplió, en términos narrativos, las posibilidades para aproximarse a contar el encuentro con un archivo. Fue a propósito de esos dos libros que comencé a llevar un diario de investigación durante mi residencia doctoral en el Canadian Centre for Architecture (CCA) en Montreal, que para efectos de Gordon Matta-Clark. Contra viejas superficies es el diario de Ella.

 

Por último, te quería preguntar por el archivo y la labor archivística que es una labor que está muy presente en tú investigación. Pero, más que por el archivo como lugar físico, me gustaría que te explayarás sobre el archivo como habito o practica para quien investiga.

 

El archivo de Matta-Clark, como muchos archivos suelen hacerlo, provocó en mí una primera impresión de desconcierto, de ahogo, como dice Farge. ¿Qué hago con todo este material en tan poco tiempo? ¿A qué me aferro? A pesar de que tenía tres meses y que era la primera en llegar y la última en irme, rápidamente me di cuenta que no iba a ser tiempo suficiente para abordarlo todo. Entonces tuve que clarificar algo: en la medida en que yo deseaba algo, tenía que entender que él archivo también quería o pedía otra cosa. Creo que una de las claves fue entender que ésta era una relación consensuada y que parte de mi labor era descifrar qué deseaba el archivo. Y el archivo deseaba que le abrieran nuevas aperturas.

 


ree

 

 

bottom of page