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Como todo es absurdo, nada es absurdo. Si nunca hubo comienzo menos podrá haber paraíso. El único cielo es la entusiasta negación del infierno. La felicidad no está en pelear por alargarse sino en achicarse a gusto, amar esta gigantesca derrota de la pequeñez, sumergirse plácidamente en ella y en lo posible boca arriba.