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Muda, mezcla activa de partes encajadas


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MUDA, Francisca Sánchez. Instituto Tele Arte. Registro: Felipe Ugalde

 

Mientras las palabras se ausentan, la forma se erige con ideas propias. Esa propiedad puede ser entendida en gran medida como la razón de ser de estas esculturas. En otras palabras; lo dicho, que suele expresarse en la palabra, equivale a lo visto, que suele manifestarse en la forma. Es así como esta exhibición de esculturas y piezas realizadas por Francisca Sánchez se ordena en su justa medida para dar cuenta de la tensión entre lo ajeno que da forma a estas cosas y su propia autonomía. Este cuerpo progenitor, obnubilado por el vacío que atrae nuestros movimientos, calza con lo que obra y se proyecta más allá de la superficie de su materialidad. La tensión se activa cuando habiendo encontrado el ritmo para desplazarnos entre estas cosas, una idea intrusiva nos despoja de lo que había sido un experiencia, y la convierte en una anécdota, nos lleva a  la cabeza. Preguntas insípidas tales como ¿qué son? ¿Qué significan? ¿De dónde vienen? ¿Quién se hace cargo de ellas?, nos encarcelan. Esto dicho de manera general sería la tensión entre el fenómeno y el pensamiento.

 


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Archivo de la artista, 2025

 

Más allá de cualquier certeza, y sin nada que decir, la artista habilita un lugar de enunciación ya conocido, desacreditado y desmerecido. Para la política, este lugar es el silencio; y para la escultura, es el vacío.

 

Asumiendo el peligro de que mis palabras simplifiquen esta serie de operaciones materiales, que hasta cierto punto también son rituales, lo que se percibe en MUDA, también se percibe en la cotidianidad. Con el mismo temor, ahora de llevarnos a lugares comunes, esta muestra también puede ser recordada como el enfrentamiento de los aspectos falologocentricos de la escultura. Sin embargo, esto no necesariamente incentiva la lógica brinaria ya que no se disputa desde los “valores” de lo femenino, sino más bien reposiciona aquellos principios claves (sobreestimados) que definen lo escultórico, y que por lo demás son inofensivos: la verticalidad, la estabilidad, el equilibrio lo autónomo y sobretodo el protagonismo que le otorga la soberbia de ocupar un lugar que pudo ser compartido.

 

Aclaro que no es mi intención hablar por la artista. Estos apuntes lo único que pretenden es a responder a “un llamado”, y ocupar un lugar disponible para reafirmar la presencia de un vacío.

 

Esto me parece fundamental, así como el vacío tiene una presencia, también puede tener una forma. La presencia del vacío se convierte en forma cuando se manipula como un molde, el cual, al ser “rellenado” con materialidades foráneas, tiene el potencial de convertirse en una cosa nueva. A pesar de esta situación obvia, Francisca Sánchez logra desviar esta norma, manipulando el molde de tal forma que apenas sucede el calce con otras materialidades, se convierten en nuevos vacíos. La multiplicación de esta matriz, sospecho, es posible ya que velozmente, la artista intercepta la solidificación de aquello que invadía el vacío (como molde) y antes de que esta materialización del vacío rememore para siempre su “contenedor”, se los roba y los quiebra, los expulsa y los junta con otras formas.

 

Como resultado vemos objetos, cosas medias monstruosas, obligados a entrar en contacto con cuerpos desconocidos entre ellos. Estas esculturas rechazan su aspecto, intentando valerse de las fuerzas gravitacionales para extirpar al otro. Sin embargo, la destreza de la escultora (un rasgo fundamental del oficio) convierte estos condicionamientos físicos irrenunciables del mundo, en una herramienta de manipulación.


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MUDA, Francisca Sánchez. Instituto Tele Arte. Registro: Felipe Ugalde


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MUDA, Francisca Sánchez. Instituto Tele Arte. Registro: Felipe Ugalde

 

En un momento se dijo que la escultura se descubría. Que su motivo no era una creación nueva, sino que estaba en el interior de la materia. En este sentido, la escultura aparece por sustracción y no por adición. Esto puede ser interpretado como que el mundo se limita a lo que sostiene. Que no hay más que lo que siempre ha habido y que las formas nuevas son solo distintas formas para presentar lo mismo. Está lógica también enmudece al vacío, es decir, no lo considera como agente ni del espacio ni de la materia.

 

Todo lo anterior en realidad es una larga introducción que espero pueda sostener o “ambientar” lo siguiente y no desperdiciar algunas ideas que compartimos estos últimos meses con Francisca y que fueron la base para la curaduría, o mejor dicho la disposición con la que nos aproximamos tanto a las obras como con el espacio.

 

Deleuze, cuando habla de Artaud se refiere a la diferencia entre el elemento líquido como vector de una mezcla activa, opuesta a la mezcla pasiva de partes encajadas. Si leemos estas obras según esta perspectiva, podríamos describirlas como mezclas activas de partes encajadas. O más claramente, estas esculturas se encajan activamente debido al apego entre molde y objeto, es decir, a la semejanza entre estructura interna y superficie capilar. De esta forma, la palabra cuerpo reclama su profundidad, y la razón por la cual cuerpo y cosa jamás serán lo mismo, porque un cuerpo sostiene su molde, al mismo tiempo que su moldura (como forma negativa) sostiene el mundo donde se sitúa.

 


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MUDA, Francisca Sánchez. Instituto Tele Arte. Registro: Felipe Ugalde

 

Cuando Artaud dice: “el cuerpo sin órganos está hecho sólo de huesos y de sangre” presenta la ecuación donde cuerpo es hueso y la sangre es la materialidad pendiente por la ausencia de formas. Las obras de MUDA podrían ser lo contrario: “un organo sin cuerpo” que se origina desde la manipulación de materialidades líquidas “huérfanas” sin estructura ósea. Al contrario de “Suelo” (la ultima exposición de Francisca Sánchez en MAVI UC) y la naturaleza de la serie de obras presentadas, que asemejaban a huesos sin cuerpo, a formas sin moldura, evidenciando el abano, en esta exposición aparece esa relación genealógica anunciada por los rasgos superficiales de un cuerpo. Es decir, por la genética de la forma del cuerpo y la semejanza así como el apego con su progenitor.

 

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MUDA, Francisca Sánchez. Instituto Tele Arte. Registro: Felipe Ugalde

 

Al comienzo se sugiere que en esta muestra se silencian las palabras para que las formas pudieran erigirse con sus propias ideas. Esta noción de idea más allá de referir a la razón, se acerca a fenómenos más fantasmagóricos, espirituales e incluso poéticos. El silencio que sugiere MUDA no remite a una carencia, sino a una condición de posibilidad: un modo de habitar el vacío para que la forma no clausure su potencia, sino que la multiplique. Finalmente, las esculturas de Francisca Sánchez no solo presentan cuerpos y cosas, sino también los intervalos que los sostienen, los gestos que los interrumpen y los fantasmas que insisten en volver.


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