Floreros - pinturas y collages
- Antonia Daiber
- hace 2 días
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Una sensibilidad burguesa que quizá es popular
FLOREROS
ANTONIA DAIBER
12 DE AGOSTO-15 SEPTIEMBRE 2025
“Grandes riesgos corre y grandes exigencias acepta el pintor de flores. Ellas son angélicas hasta cuando se llaman dalias y parecen obesas; o son cactus y lindan con lo mineral. Siempre pertenecen a lo sobrenatural terrestre, siempre las sabremos inefables. Ustedes tienen con ellas el peligro de caer en la famosa pintura intelectual, que es una especie de descartismo pictórico”.
Gabriela Mistral, “Recado para Inés Puyó sobre unas Flores”, 1948
Esta exposición consiste en un conjunto de floreros pintados con témpera sobre lino y papel. Algunos de ellos tienen recortes de tela pegados sobre la superficie como collage. En su gran mayoría los tamaños son de 20 x 35 cm (aproximadamente), a excepción de cuatro telas sobre bastidor de 60 x 40 cm que representan igualmente vasos con flores.
Los modelos varían poco y tienen la ventaja del bodegón o de la naturaleza muerta; dispuestos en el taller, es posible controlar las condiciones del experimento pictórico, su quietud permite el estudio y la observación. El experimento no consiste tanto en una mimesis del modelo como en una búsqueda material del soporte. Pedazos de papeles, telas y manchas van encajando como las piezas de un puzle o el patrón de un traje. La traducción del modelo está en la construcción de una superficie sensible que habla de ese rincón de la realidad a partir de un correlato material. Resulta por eso muy adecuada una sala con gabinetes por largos muros de 8.5 metros.
La elección del modelo es todo menos vanguardista: pintar flores remite a un imaginario anticuado. La historia del arte y de las artes decorativas está llena de flores, miles de flores de todo tipo, es un modelo representado bajo muchas formas. Pintar flores y floreros entra en lo decorativo, la función ornamental del florero está dada en su definición. El camino moderno que han recorrido las artes visuales se vincula a una búsqueda de lo esencial. Las artes visuales no se definen desde lo ornamental sino desde lo reflexivo. Del ornamento se puede prescindir, de la reflexión no, porque es esencial.
Si bien todos estamos de acuerdo en que las flores son bellas, también lo estamos en su carácter decorativo. Aunque pueda entenderse mas allá de su connotación negativa, es difícil superar la mala reputación que alude a lo prescindible. Desde una supuesta moral del arte, lo decorativo limita con lo superficial. Si vamos más lejos, se puede aplicar lo decorativo a cualidades de las personas: florerito, pinturita. El uso del diminutivo es lapidario y la mayor parte del tiempo se aplica a mujeres. Hace no mucho, una persona de género masculino en medio de una discusión me dijo “tu sensibilidad burguesa no le interesa a nadie”. En este límite donde supuestamente termina el arte, ese territorio empalagoso, como puede ser el exceso de flores, se sitúa mi búsqueda productiva. Desde una sensibilidad burguesa, porque no tengo otra, intento construir una superficie viva donde la mirada ojalá pueda perderse, o quedarse.


