Los payasos de la república [fragmentos]
- Silvia Veloso
- hace 2 días
- 5 Min. de lectura
I
La próxima semana presentaremos El Plan
dijiste y te mordiste el labio
Aprendí después los registros de ese gesto
El Plan, anoté, El Plan
El Plan, El Plan, escribí varias veces, así muy mayúsculo
De todo el tiempo y el espacio disponible fuimos a encontrarnos en el segundo piso del palacio de gobierno, a las 15:00 horas
A un lado anidaban los buitres, al otro lado conspiraban las hienas y en todos los despachos volaban las pastillas
También ese día en el corredor la camarera renga empujaba su carrito
y el lamento oxidado de las ruedas entraba en las salas de reuniones por debajo de las puertas
El carro es tan cojo como ella y el café asqueroso, siempre tibio, y turbio
Yo creo que escupe en la taza cuando lo sirve
un salivazo espeso que no se disuelve y se desliza como una bola por la garganta
A las 15:00
Anoto para no olvidar, los secretarios de Estado aprecian esa rutina, y la discreción
una palabra que las hienas y los buitres no conocen
Antes de que llegaras llegó el ruido de tus pasos, un chasquido de lengua también,
de desagrado, la impaciencia que siempre te precede
No entendí tu cara
En tu cara los ojos y la boca no coinciden
la nariz va por libre y me desconcierta
Vi tus nervios y huesos, un entramado de venas, como las ramas del árbol del patio que siempre se deshoja cuando duermo
Lo de encontrarnos era un destino improbable pero posible
Pensé en las partículas separadas por millones de años luz
Tal vez era eso del enlace cuántico
O algo más cursi y fácil de entender: la letra de un tango fatigoso y distante
Yo estaba en un extremo, tus piernas quedaron enfrente por debajo de la mesa, demasiado lejos aún
Pasó mucho tiempo o poco, no puedo recordarlo
Hasta que alguien miró el reloj y se acabó el trance
Entonces las carpetas se cerraron, la asamblea arrastró hacia atrás las sillas y se puso en pie
Cuando te mordiste el labio
II
La camarera renga
vive recorriendo los pasillos, nunca abandona el edificio, nadie lo sabe, yo sí lo sé
Sé todo lo que sucede en la casa de gobierno
La camarera ordena por colores las píldoras que olvidan los ministros
se baña en los lavabos con una esponja sucia y mide el tiempo según el polvo que acumulan los escritorios
No me gusta verla arrastrar el pie, es como si viniera de algún versículo del Génesis para juzgarnos
En mi gabinete se toman decisiones y whisky a puerta cerrada
a puerta cerrada y con whisky las hienas y los buitres se entienden
llegan a acuerdos y así construimos la república
En resumen y según la ley de la jauría el proceso es:
se persigue y se cerca la presa, se doblega su moral, después se ataca y se desgarra -sin piedad
Los buitres dan las instrucciones, las hienas manejan la calle pero no siempre obedecen las órdenes, no tienen amo, son crueles por necesidad y naturaleza
No las juzgo
Su infancia fue jodida y dolorosa
Cada mañana solicito en casa que me preparen un sandwich vital
al llegar a palacio lo guardo en un cajón del escritorio
paso la llave y dejo que el hambre me devore
Pensar en el placer de comer es mejor que comer
Pensar en el amor y el sexo es mejor que el sexo y el amor
Pensar en el poder no es mejor que el poder
En eso estamos todos de acuerdo
Menos mi terapeuta porque es estúpida
Yo le digo que ser presidente es navegar entre la continencia y el derrame
como los marineros
la tormenta y la calma del océano producen la misma ansiedad
Ella me mira, receta y de momento guarda los secretos
Al final voy y vengo del diván al confesionario, porque es lo mismo
depende del ánimo y en cualquier caso le miento a los dos
Ellos lo saben, pero me absuelven
cada uno a su manera
con perdón divino o con pastillas
Cuando no hay trabajo leo
Leo casi todo el tiempo porque mucho trabajo no hay
-pero me sudo el sueldo mientras ordeno las fotos en los álbumes y miro los pájaros por la ventana
Esto está lleno de pájaros
No los hubo siempre, antes no, llegaron hace dos inviernos y decidieron quedarse sitiando el palacio de gobierno
No sé qué esperan
Quizá devorarme
No me desagrada ese destino, desde que estoy al frente del gabinete pienso que estamos muy lejos de la naturaleza
Ellos también, los pájaros quiero decir, ellos también lo piensan
Observándolos por la ventana he aprendido que los pájaros tienen sus jerarquías y asambleas, leyes estrictas que ordenan su república
Cuando hace mucho calor algo les pasa
Enloquecen y vienen a estrellarse en las ventanas
Me desespera esa voluntad de suicidio, su vuelo esquizofrénico y amenazador
Me descompone ver a los que yacen desnucados en el alféizar
La semana pasada un pájaro atravesó el vidrio
El cristal inferior de la ventana saltó en pedazos y una esquirla me hizo un pequeño corte en la nuca
La mancha de sangre que dejó el pájaro suicida no ha salido de la alfombra
La camarera lo intenta todos los días, frota y frota, pero no sale
Procuro no pisar la mancha, siempre la bordeo, tiene una oscuridad que no me gusta
Me recuerda al sexo adolescente en retirada, la misma ansiedad a medio camino satisfecha
Hace dos días firmé una orden para que se blinden todos los vidrios de palacio
Es caro pero no podemos arriesgar que un presidente muera por la salud mental inestable de los pájaros
La democracia no está para asumir esos riesgos
En otro momento quizá pero no ahora
Para la coja esos pájaros muertos que recoge de las ventanas son un manjar
Los despluma, los ensarta en un palito y los cocina en el casino del subsuelo
A veces regresa al segundo piso con grasa en las comisuras de la boca, hipando eructos de satisfacción
Si al verla el asco me seduce lo bastante acabo por vomitar en el baño
Si la reacción es leve, consigo relajarme de forma más placentera, vacío la excitación y regreso al trabajo o a las fotos
En el calendario el jueves tiene una sola nota: El Plan
El Plan y el jueves, lo único que ahora me interesa es el jueves y El Plan
Abro el cajón del escritorio
Mis enemigos políticos piensan que ahí guardo archivos secretos, y tal vez una pistola
Me enternecen, son tan melancólicos mis enemigos, piensan como viejos
En el cajón solo hay sándwiches vitales y parte de los sandwiches vitales acumulados están podridos
Lo cierro de nuevo con llave
En política, casi siempre es mejor contener que derramarse
