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Los payasos de la república [fragmentos]

I

La próxima semana presentaremos El Plan

dijiste y te mordiste el labio

Aprendí después los registros de ese gesto 

El Plan, anoté, El Plan

El Plan, El Plan, escribí varias veces, así muy mayúsculo

De todo el tiempo y el espacio disponible fuimos a encontrarnos en el segundo piso del palacio de gobierno, a las 15:00 horas 

A un lado anidaban los buitres, al otro lado conspiraban las hienas y en todos los despachos volaban las pastillas 

También ese día en el corredor la camarera renga empujaba su carrito 

y el lamento oxidado de las ruedas entraba en las salas de reuniones por debajo de las puertas

El carro es tan cojo como ella y el café asqueroso, siempre tibio, y turbio 

Yo creo que escupe en la taza cuando lo sirve 

un salivazo espeso que no se disuelve y se desliza como una bola por la garganta

A las 15:00 

Anoto para no olvidar, los secretarios de Estado aprecian esa rutina, y la discreción

una palabra que las hienas y los buitres no conocen

Antes de que llegaras llegó el ruido de tus pasos, un chasquido de lengua también, 

de desagrado, la impaciencia que siempre te precede

No entendí tu cara 

En tu cara los ojos y la boca no coinciden 

la nariz va por libre y me desconcierta

Vi tus nervios y huesos, un entramado de venas, como las ramas del árbol del patio que siempre se deshoja cuando duermo

Lo de encontrarnos era un destino improbable pero posible 

Pensé en las partículas separadas por millones de años luz 

Tal vez era eso del enlace cuántico 

O algo más cursi y fácil de entender: la letra de un tango fatigoso y distante 

Yo estaba en un extremo, tus piernas quedaron enfrente por debajo de la mesa, demasiado lejos aún 

Pasó mucho tiempo o poco, no puedo recordarlo 

Hasta que alguien miró el reloj y se acabó el trance

Entonces las carpetas se cerraron, la asamblea arrastró hacia atrás las sillas y se puso en pie 

Cuando te mordiste el labio



II

La camarera renga

vive recorriendo los pasillos, nunca abandona el edificio, nadie lo sabe, yo sí lo sé 

Sé todo lo que sucede en la casa de gobierno 

La camarera ordena por colores las píldoras que olvidan los ministros

se baña en los lavabos con una esponja sucia y mide el tiempo según el polvo que acumulan los escritorios 

No me gusta verla arrastrar el pie, es como si viniera de algún versículo del Génesis para juzgarnos

En mi gabinete se toman decisiones y whisky a puerta cerrada

a puerta cerrada y con whisky las hienas y los buitres se entienden

llegan a acuerdos y así construimos la república

En resumen y según la ley de la jauría el proceso es: 

se persigue y se cerca la presa, se doblega su moral, después se ataca y se desgarra -sin piedad

Los buitres dan las instrucciones, las hienas manejan la calle pero no siempre obedecen las órdenes, no tienen amo, son crueles por necesidad y naturaleza 

No las juzgo

Su infancia fue jodida y dolorosa 

Cada mañana solicito en casa que me preparen un sandwich vital

al llegar a palacio lo guardo en un cajón del escritorio

paso la llave y dejo que el hambre me devore 

Pensar en el placer de comer es mejor que comer 

Pensar en el amor y el sexo es mejor que el sexo y el amor 

Pensar en el poder no es mejor que el poder

En eso estamos todos de acuerdo

Menos mi terapeuta porque es estúpida

Yo le digo que ser presidente es navegar entre la continencia y el derrame

como los marineros

la tormenta y la calma del océano producen la misma ansiedad 

Ella me mira, receta y de momento guarda los secretos

Al final voy y vengo del diván al confesionario, porque es lo mismo

depende del ánimo y en cualquier caso le miento a los dos

Ellos lo saben, pero me absuelven

cada uno a su manera

con perdón divino o con pastillas

Cuando no hay trabajo leo 

Leo casi todo el tiempo porque mucho trabajo no hay 

-pero me sudo el sueldo mientras ordeno las fotos en los álbumes y miro los pájaros por la ventana 

Esto está lleno de pájaros 

No los hubo siempre, antes no, llegaron hace dos inviernos y decidieron quedarse sitiando el palacio de gobierno 

No sé qué esperan 

Quizá devorarme 

No me desagrada ese destino, desde que estoy al frente del gabinete pienso que estamos muy lejos de la naturaleza

Ellos también, los pájaros quiero decir, ellos también lo piensan 

Observándolos por la ventana he aprendido que los pájaros tienen sus jerarquías y asambleas, leyes estrictas que ordenan su república 

Cuando hace mucho calor algo les pasa 

Enloquecen y vienen a estrellarse en las ventanas 

Me desespera esa voluntad de suicidio, su vuelo esquizofrénico y amenazador

Me descompone ver a los que yacen desnucados en el alféizar 

La semana pasada un pájaro atravesó el vidrio 

El cristal inferior de la ventana saltó en pedazos y una esquirla me hizo un pequeño corte en la nuca 

La mancha de sangre que dejó el pájaro suicida no ha salido de la alfombra 

La camarera lo intenta todos los días, frota y frota, pero no sale 

Procuro no pisar la mancha, siempre la bordeo, tiene una oscuridad que no me gusta 

Me recuerda al sexo adolescente en retirada, la misma ansiedad a medio camino satisfecha 

Hace dos días firmé una orden para que se blinden todos los vidrios de palacio

Es caro pero no podemos arriesgar que un presidente muera por la salud mental inestable de los pájaros 

La democracia no está para asumir esos riesgos  

En otro momento quizá pero no ahora 

Para la coja esos pájaros muertos que recoge de las ventanas son un manjar 

Los despluma, los ensarta en un palito y los cocina en el casino del subsuelo 

A veces regresa al segundo piso con grasa en las comisuras de la boca, hipando eructos de satisfacción 

Si al verla el asco me seduce lo bastante acabo por vomitar en el baño 

Si la reacción es leve, consigo relajarme de forma más placentera, vacío la excitación y regreso al trabajo o a las fotos 

En el calendario el jueves tiene una sola nota: El Plan 

El Plan y el jueves, lo único que ahora me interesa es el jueves y El Plan 

Abro el cajón del escritorio 

Mis enemigos políticos piensan que ahí guardo archivos secretos, y tal vez una pistola

Me enternecen, son tan melancólicos mis enemigos, piensan como viejos 

En el cajón solo hay sándwiches vitales y parte de los sandwiches vitales acumulados están podridos 

Lo cierro de nuevo con llave 

En política, casi siempre es mejor contener que derramarse



LA ROMA - SV 2023

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