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Tirar la piel al río

Parque Cultural - ex cárcel
Valparaíso - Chile
Hasta el 5 de Junio de 2025

I

Ví en las pantallas la turba caliente frenética y profana, guerrillas de horizontes tramposos / La imagen junto al río tiene atmósfera a carnaval.

 

Ví tus pechos sudados entre humo y gases. Con tu pañuelo verde; no quieres verte cosa / frente a mi, tus tetas magnéticas rebotando en el bullicio. Quiero chuparlas, agarrarlas fuerte. Parecen oler a frutas de temporada.

 

Pateas lacrimógenas con tus piernas tatuadas, tu ombligo tatuado, tu escote tatuado, y tus ideas revueltas de rabia y sueños. Deseo chorrear tu piel rayada como Pollock sus tetas - perdón, dije "sus telas"!.

 

Las calles arden / te ríes / Huelo mi pelo chamuscándose, la ropa humeando y veo tu cara derritiéndose en mi vista borrosa por el gas pimienta.

 

Mi pantalla se triza y tu imagen fragmentada se clava en mi mano que en un tiempo paralelo se agita mientras salpica, en mi mente, tu piel llena de monos.

 

Meses después me crucé contigo en el metro. Quise hablarte pero tu mirada repudió la mía. Recordé que no te conozco. Leo en tu cuello "naufragio". Intento rosarte y respirar tu perfume, guardarlo en mi mente para inflar la almohada en nuestra inminente cita fantasmagórica de pieles virtuales.

 

Desde entonces te imagino: maraña de carnes suaves con tinta húmeda, dibujos de Mihály Zichy / Para darnos guaraca no puede haber mañana.


II

En la escena final de la novela El Perfume, de Patrick Süskind, su protagonista Jean-Baptiste Grenouille, quien había elaborado un perfume irresistible a partir de mujeres asesinadas, decide verterse el frasco entero para ser amado por todo el mundo. Pero del amor se pasa a un frenesí orgiástico en donde el pueblo, literalmente, lo devora. 

Desde el psicoanálisis podríamos decir que algo de eso tuvieron las revueltas en Chile el 2019.  Lo que inspiró esta serie de pinturas. El psicoanálisis revela que la muerte siempre acecha a la vida, al Eros.


III

Tirar la piel al río, rescata antiguos dibujos eróticos para utilizar al cuerpo y sus pulsiones como figura de resistencia frente a las programaciones del mundo. Cuerpos erotizados con una fuerte carga dramática que paradójicamente son intervenidos por formas gráficas; flujos que aluden a la estética Pop, vinculando lo psicológico del deseo y su pulso visceral con la masividad.

Esta muestra, presentada en el Parque Cultural de Valparaíso, vislumbra una lectura de los acontecimientos, la cual aborda como "comunicación de la existencia" pero detona como "comunicación del objeto".


Es decir, desde el HACER y el MOSTRAR más que del DECIR; evadiendo la discursividad.  Expresando desde el material y su rebeldía, desde sus procedimientos, formulación y factura: transmitiendo desde lo enigmático de las decisiones que le dan forma. Desdoblándose de su marco narrativo para trascenderlo apelando a lo inefable.


Porque cuando la razón se desborda y las ideologías, como lugares de apropiación de la verdad, se saturan, las palabras caen al estanque y se hunden. Mientras que la pintura, en su ejercicio y elaboración, concentra pulsiones intuitivas que se conectan con el mundo desde su trasfondo. Produciendo capas de sentido cada vez más necesarias en un mundo vertiginoso.


Esta exhibición, revisa los fundamentos de su propia práctica en un ejercicio que explora la pintura en su función como traducción estética y subjetiva del mundo. Desenvolviéndose desde lo contemporáneo como facultad del presente, reaccionando al momento con crudeza sobre el material y la imagen.  Sumando intervenciones como estratos geológicos que se sobreponer para configurar una expresión de densidad matérica y visual.


Tirar la piel al río desarrolla formulaciones pictóricas singulares para conformar hechos visuales que, junto con evocar alegóricamente fenómenos de conmoción pública desde la figuración, se correlaciona a través de sus procedimientos con las estructuras subyacentes de un mundo agitado con el cual se sincroniza desde los juegos del lenguaje pictórico; utilizando dentro de su repertorio la improvisación experimental e impulsiva y el accidente como tácticas para incluir lo aleatorio y desactivar así las trampas de la razón. Y de esta manera, desde lo intuitivo, conectarse con su tiempo para lograr contener el presente en sus tripas.


Aquí múltiples registros se sobreponen con distintos grados de opacidad y transparencia para desplegar espacios pictóricos complejos que captan diversos estados mentales y anímicos, tensionando distintas gravedades.  Decantando en imágenes dinámicas que traducen, desde las tensiones en su propio lenguaje, las complejas relaciones que estructuran la experiencia contemporánea en su dimensión personal, social y política.


Tirar la piel al río, se vale de distintos recursos pictóricos para abordar las contradicciones y fricciones que desde lo público se transfieren al lenguaje y sus formulaciones. Y son precisamente estas últimas las que se busca captar para traducir y cristalizan visualmente, dándoles cuerpo e imagen para materializar armonías disonantes; encuentros críticos e inauditos que abren espacios de incertidumbre pero también posibilidades de diálogo, conectando desde la sensualidad.


Tirar la piel al río invoca la energía de la materia y del cuerpo a partir de sucesos públicos que se vuelven íntimos.  Recurriendo a la pintura, por su versatilidad material y potencial expresivo, como un canal para organizar un mundo revuelto sin limitar sus corrientes fluctuantes. ...La pintura como un repliegue crítico frente al desfondamiento del lenguaje. Repliegue que deja en su orilla impresiones de un suceso.





 


 

 

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