A partir de “El cuerpo ausente”, exposición de Victoria Jolly
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A partir de “El cuerpo ausente”, exposición de Victoria Jolly

El cuerpo ausente

Parque Cultural de Valparaíso, 2023


“El cuerpo ausente” es una obra múltiple generada a partir de una larga investigación sobre -y con- las mujeres fundadoras del proyecto “Ciudad Abierta” en las dunas de Ritoque en los años 70.



1. Instalar el cuerpo ausente.


La instalación de la obra y sus documentos comienza en la entrada con la proyección gigante de un videoarte donde destaca la toma aérea (drone) de una performance de la artista en el estero Mantagua, cuyas aguas mueven lentamente un lienzo plástico de unos doce metros de largo semisumergido, sostenido en un extremo por la mano de la artista y en el que se lee el texto color magenta “el cuerpo ausente”. El flujo transparente del agua remueve restos de pigmento blanco dejando una estela a la manera de una nube, como un humor que es exhalado desde el tiempo pasado. La proyección está flanqueada por los textos de la “ronda curatorial” de siete mujeres expuestos en lienzos negros que cuelgan desde lo alto.


Tras la proyección se extiende la sala donde hay una serie de instalaciones. La primera es un habitáculo de forma cupular hecho de esterillas de totora, accesible, en cuyo interior se ilumina de forma cenital una mesa con diversas fotografías de la vida cotidiana de las primeras décadas de la Ciudad Abierta. A continuación, en el centro de la sala, una instalación de mesas concéntricas, cada una con una pantalla y sistema de audio donde se puede ver y escuchar por separado el registro de las entrevistas en profundidad realizadas por la autora con cada una de las diez mujeres fundadoras de Ciudad Abierta que componen el corpus principal de la investigación. Esta instalación, contiene la palabra y el sonido de las voces a la manera de un coro. “Coro rebelde” (Kirwood, 1987) que devela la vida omitida, la ciudad invisibilizada de las mujeres. Las paredes de los costados de la sala exhiben fotografías en pequeño formato en blanco y negro dispuestas de forma perpendicular al muro. Más adentro, desde el cielo cuelgan una serie de lienzos gigantes de tela cruda intervenida con tintura de cúrcuma generando un estrecho pasadizo liminal dispuesto diagonalmente al eje de la sala que conduce hacia el último tercio de la muestra donde en la gran muralla del fondo se proyecta un registro audiovisual de varias acciones y performances de la autora en el territorio de Ciudad Abierta. Abajo, recortando la proyección, una instalación con arena gris de Ritoque en el suelo, emula el paisaje dunar donde se emplaza la Ciudad Abierta. Al costado, otras telas están intervenidas con la pintura de los rostros difusos de las diez mujeres y sus nombres.


2. Invocar el cuerpo ausente.


“El cuerpo ausente” busca visibilizar la vida y obra de las mujeres de Ciudad Abierta, saldando una deuda histórica con las co-autoras de un proyecto arquitectónico relevante a nivel internacional, mayormente ausentes de su historiografía masculina e invisibles en sus registros y circulación documental. En este proyecto multidisciplinar confluyen las artes visuales, la arquitectura y la antropología para crear un espacio liminal de la memoria tanto de la obra colectiva Ciudad Abierta como de su contexto cruzado por el golpe de estado de 1973, lo que implica transitar los vacíos y las ausencias en diversas capas de la experiencia en el relato historiográfico. Victoria Jolly cruza también un umbral epistemológico de sujeto y objeto al construir su investigación y su obra “con” las propias mujeres, fundadoras de Ciudad Abierta, en un presupuesto co-autoral o de “ciencia participante” al decir de Julieta Kirkwood (1987), y adicionalmente, somete la obra a una curatoría en forma de una “ronda curatorial” con otras mujeres invitadas al proyecto, deconstruyendo así el binarismo museológico artista-curador.


3. Exhumar, exhibir el cuerpo ausente.


La muestra gira en torno al rescate del cuerpo de mujeres, en su mayoría arquitectas, diseñadoras y artistas, desplazado durante cinco décadas del relato historiográfico fundacional preeminentemente masculino. La historia del proyecto de Ciudad Abierta nace luego de una mítica travesía continental realizada en 1965 por un grupo de hombres compuesto por arquitectos, artistas, poetas, filósofos, cuya épica fue recogida en la obra poética colectiva fundacional titulada Amereida (Jolly et al., 2018). Ciudad Abierta se enmarca dentro de un proyecto de reforma sustantiva -vigente hasta nuestros días- del plan de formación académica de la Escuela de Arquitectura y Diseño en la PUCV. También se enmarca en la más amplia corriente de transformaciones sociales y culturales en Chile y en el mundo, contemporánea también a la llamada segunda ola feminista. Por lo tanto, “El cuerpo ausente” busca recuperar el impulso pionero de las mujeres que protagonizaron también ese esfuerzo, busca tornar visible –“sacar a la luz, parir”, diría Kirkwood-- la perspectiva femenina que ha sido apartada de los archivos. Victoria Jolly destaca que las mujeres de Ciudad Abierta no solo se las batieron con la instalación constructiva del proyecto, a más de labores de crianza de hijos, si no que principalmente crearon y desarrollaron el arte de la hospitalidad como principio ordenador y guía del proyecto mismo. Porque no habría sido la arquitectura, según la autora, la que modeló un proyecto de vida al interior de la Ciudad Abierta, si no por el contrario, fue la praxis y la vida misma las que dieron forma al proyecto de arquitectura.


¿Por qué esta omisión, este vacío narrativo en un proyecto de visibilidad y reconocimiento internacional, cuyos presupuestos en permanente actualización han sido expuestos en los escenarios de arte contemporáneo más importantes como Kassel, Venecia, São Paulo, Museo Reina Sofía?. La investigación y exhibición de Victoria Jolly propone buscar respuestas junto al público, exhumando el cuerpo ausente. Exhumando el “cuerpo vivo” (Leib), la experiencia vivida de sus mujeres, y cuya estela blanca “da a ver” como en una gran acuarela, en la transparencia de las aguas del estero de Ciudad Abierta.


4. Intersecciones en el cuerpo ausente.


Esta obra ha sido expuesta cuando se cumplen 50 años del golpe de estado en Chile y la consecuente dictadura cívico-militar. En este contexto, es ineludible la intersección y la superposición simbólica de lo liminal y lo ausente de esta obra con lo liminal y lo ausente en la obra de memoria más abarcante de la historia de Chile.


No podemos “no leer” el cuerpo ausente de las mujeres del proyecto de Ciudad Abierta, en la obra de Victoria Jolly, sin las intersecciones de la proximidad histórica -espacial y temporal- con los tiempos dictatoriales en los que emerge la presencia aledaña del campo de concentración de Ritoque. Victoria Jolly junto al colectivo Punto Espora, en otra intervención anterior a esta muestra, pero en la misma sala, en el Festival Internacional de Fotografía de Valparaíso en 2022, instaló una serie de registros de una performance colectiva en el mismo sitio donde estuvo emplazado el campo de prisioneros, actualmente un sitio eriazo. Esa intervención también interpela por la hospitalidad, pues aquel fatídico campo se emplazó en 1973 sobre un complejo vacacional comunitario, que era parte de un plan social del gobierno democrático. Hoy es una tierra baldía, liminal, invisible).


5. Los cuerpos presentes: la rebelión del coro


Aparte de la muestra múltiple, la exhibición incluyó un programa de encuentros abiertos de conversación con las mujeres de Ciudad Abierta y una serie de performances en vivo con música y lecturas poéticas. Estos encuentros trajeron a la sala ya no el registro, si no al coro mismo de voces de las mujeres, cuya presencia relevante inauguraba no solo una nueva historiografía del proyecto, si no que a la vez resarcía la invisibilidad y la ausencia de sus cuerpos. A las diez mujeres protagonistas del proyecto, se sumó la ronda de curadoras compuesta por siete mujeres, además de dos mujeres artistas presentes en una performance. Tras la épica de los héroes inmortales de Amereida, se subleva ahora el coro de mujeres rebeldes que transgrede el archivo masculino y también el binarismo de lo público y lo privado del proyecto de Ciudad Abierta, dispuesto desde su fundación para “el estudio, el trabajo y la vida”. Desde ahora las aguas interiores de la hospitalidad se rebalsan como fuerza configuradora de una praxis pública de las artes sin omisiones, convocante, circular, inclusiva. Una praxis pública de la hospitalidad.




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