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Cuando lo raro es el otro: Un Mundo Raro de Marcela Serrano



No soy de aquellos que leen dos veces un libro. Por lo menos no por ahora. Me pasa que me gusta ir detrás de un nuevo título cada vez. Pero en esa acumulación de libros que se va gestando hace un rato en mi librero me venía resonando la idea de agarrar nuevamente un pequeño libro de Marcela Serrano que tenía la impresión de haberlo leído, pero no recordaba mucho más allá de la idea general de la historia relacionada principalmente a la ilustración de su tapa. O será que me quedó resonando “Marcela Serrano” a propósito de una grata confusión en una conversación sobre otra escritora que no era, por cierto, Marcela Serrano. Da igual cómo sea, decidí tomarlo hace unos días para releerlo. Y grata fue la sorpresa al recordar por la dedicatoria que fue un libro que me regalaron para un cumpleaños en el año 2004. Han pasado casi 20 años desde que lo leí y ahí estaba, viniendo conmigo desde la casa de mi vieja, pasando por algunos cambios más de vivienda hasta ahora, ese rinconcito en su actual librero de mi casa.


Un Mundo Raro de Marcela Serrano cuenta dos relatos mexicanos. En primer lugar, la acotada historia de Pedro Angel Reyes, un hombre que a propósito del llamado de su jefe para participar en los comicios de su pueblo cree que su mediocre vida va a cambiar. Y cambia. En segundo lugar, la historia de Laura, una mujer-madre-esposa que se ve confrontada e interpelada en sus principios y su situación familiar por la noticia de mujeres luchando contra la derogación de la despenalización del aborto.


En 94 páginas Serrano cuenta dos historias que, en principio, lo único que tienen en común es que ocurren en territorio mexicano. Mas creo que en ese principio no tienen nada de “raro” como su título nombra. No parece haber ningún mundo raro en este libro. Todo lo contrario, estas historias pudieran ocurrir en cualquier parte de Latinoamérica, por no exagerar que podrían ocurrir en cualquier parte del mundo. De “raro” nada. Sin embargo, lo raro más bien aparece como la necesidad de una interpretación.


Lo raro no son los hechos que podrían ser de lo más cotidiano. Lo raro es más bien el encuentro de ambos personajes, de clases y situaciones tan disímiles, con el mismo problema: el encuentro con la libertad del otro prójimo. No la libertad propia, dado que ambos protagonistas están tomados por lo que se pudiera decir es el destino de un obrero de clase baja y una mujer de clase alta destinados a la repetición cotidiana del trabajo, por una parte, y de la maternidad y el hogar por el otro. El conflicto, lo raro, es la emergencia de la libertad de la otra (para Ángel Reyes, su pareja y para Laura de su hija y las mujeres feministas) en sus decisiones, planes, ideas y principios. Mientras Ángel sueña con otra mujer, “su mujer” decide dar el paso y tomar nuevo rumbo quedando él tomado sólo por su sueño. Mientras Laura se angustia frente al avance del feminismo y lo que esto puede significar para sus creencias de lo femenino y la familia, su hija, a propósito de circunstancias que conectan el bajo y alto mundo de las clases sociales, decide adherirse al movimiento del momento.

Soledad, compañía, intimidad, exposición, fantasía, realidad, conceptos que pudieran desprenderse de este pequeño texto para proponer nuevas lecturas de lo “no raro”. Pero tomando el título, lo raro es sutilmente puesto en escena en tanto la libertad del otro, prójimo, y no de quienes están allí como protagonistas, lo cual muestra justamente el punto de tensión de este libro. Libertad del prójimo como un abismo, tanto por la posibilidad de su satisfacción autónoma frente a los protagonistas como por la misma violencia en la que les sumergen. Dos relatos que no tienen nada de “raro” siendo lo único raro lo otro y su libertad. Quizás allí la pregunta que Serrano nos deja en el aire: cuál es nuestra relación hoy con la libertad de ser del otro.


Desconozco el lugar político de Marcela Serrano, sin embargo, mientras escribía este texto pude releer, a propósito de la historia de Ángel y Laura, que esa idea de libertad que sutilmente hila ambos textos no es la libertad en abstracto, sino que es la pregunta por la noción de libertad y lo femenino, en el año 2000. Me zambullo en otros recovecos de reflexión. Cuánto pudiéramos decir sobre esos temas hoy. Pero no es mi objetivo en este escrito adentrarme en tal punto. Les comparto qué me surgió a propósito de la escritura. Preciso, me parece sólo dejar la invitación a este pequeño y bello texto, al diálogo con las páginas de librillos que se actualizan al presente y a dejarnos interpelar por las preguntas que más o menos conscientes escritoras y escritores nos permiten elaborar.


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